En las
pingüineras como la de
Punta Tombo o la de la
Estancia San Lorenzo en
Península Valdés, la
densidad de pingüinos es muy alta.
Los pichones que nacieron este año, ya están en alta mar procurando su propio alimento. Esta es una constante que se repite también a lo largo de la costa de la
Patagonia.
Los jovenes que todavia no tienen pareja ni pingünera estable, salieron del agua y están en pleno
cambio de plumaje. Su estética es un poco mas rústica que el pingüino que acostumbramos a ver en las postales, porque presenta manchones de plumas mas largas que otras y no atraviesan su momento mas estético... El cambio de plumas les garantiza el traje adecuado para soportar los proximos meses donde el océano será quien los contenga.
Este cambio se ve reflejado en la playa que está repleta de pequeñas plumas amontonadas en las matas y arbustos que intentan darle un toque verde a la estepa. Esta es la última etapa, en breve las pingüineras quedarán desiertas y los nidos abandonados. No se pierda la oportunidad, hasta mediados de abril, los pingüinos todavía estarán en tierra firme.
También utilizan gran parte de su tiempo en la cosmética de su plumaje, frotándose con el pico, limpiando las plumas para mantener la estructura de la misma y así contribuir a la impermeabilidad.
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